domingo, 8 de abril de 2012

Ocho Meses (O Por Qué las Discotecas Siempre Están Llenas)

Hoy cumplimos ocho meses. No es mucho en el gran esquema de las cosas, pero por mi naturaleza esta fecha arbitraria fácilmente me ha invitado a la contemplación del tiempo que contiene. En mi análisis no he podido evitar notar que el número de peleas serias que hemos tenido es cero. El número de desacuerdos que han tardado más de una hora en resolverse es cero. El número de veces que hemos conscientemente dañado al otro es cero.


Esto no es tan asombroso de por sí, con apatía controlada y un toque de actuación se alcanzaría el mismo resultado, pero en todo este tiempo hemos sido nosotros mismos. Yo, con toda mi humanidad a rastras y ella queriéndome así. Ambos entendemos que nuestras imperfecciones matizan el todo que nos enamoró y lo elevan hasta lo sublime; nos convierten en una artesanía resultado de veintitantos años en el horno de la existencia, completos pero listos para ser más.


Quizás lo más difícil de entender es que todas esas cosas que me han aislado toda mi vida, que han convertido cada relación anterior en un armisticio (Yo hago algo que odio si tú haces algo que odias) son precisamente las cosas que ella más quiere en mí. Me he dado cuenta que la mayoría de nosotros estamos convencidos de que nadie que esté bien de la cabeza nos va a querer exactamente como somos. Por eso hay que pretender, "perdonar" y comprometer lo que somos... Todo sea por sentir en las papilas el dulce del contacto físico y llamarle "amor". Lo que sea por retrasar la inevitable soledad.


De esta manera se ha propagado una de las más soberanas estupideces: "polos opuestos se atraen". Si estás con alguien que es totalmente ajeno a tus intereses, a tus deseos, a lo que esperas de la vida, en realidad te sorprende que peleen por cada tontería? Propongo que se cambie la frase a "polos opuestos se soportan mientras el interés sexual o las ventajas sociales persistan para ambos", pero dudo que sea igual de pegajosa. El amor se ha vuelto una carrera de fondo, un juego de charadas en el que las parejas compiten a ver quién parece más feliz en Twitter y Facebook.


Y me parece a mí que es por esto que las parejas abarrotan las discotecas. Un lugar oscuro y con mucho ruido, donde se puede pretender convivir sin tener que hablarse. Sin tener que soportarse. Un lugar donde pueden ocultar con alcohol y escotes la debilidad del nexo que los une. Luego van al motel, tienen sexo y se despiden, convencidos de que pasaron una noche completa compartiendo juntos. En más de una ocasión me he sentado con mi novia a ver televisión, empezamos a hablar y un par de horas más tarde nos damos cuenta que ni siquiera la hemos encendido. Y sonreímos.

6 comentarios:

Pat.- dijo...

"El amor se ha vuelto una carrera de fondo, un juego de charadas en el que las parejas compiten a ver quién parece más feliz en Twitter y Facebook. "

Me encantó! Prefiero buscar un amor real y no la porquería que quieren venderte. Concuerdo contigo, polos opuestos se soportan...

Mucho éxito a tu relación! Que la comunicación, tolerancia, y demás hierbas los mantenga unidos. :P

Janssiel dijo...

¿Una publicación sobre relaciones de pareja y "amor" sin corazoncitos, empalagosas frases preconcebidas, sin vómitos de arcoiris? ¡Me encanta!
OMG!
Congratulaciones, Gibrán, creo que has encontrado el equilibrio sostenible.

Nikkei-Girl dijo...

Porque las verdaderas relaciones, aquellas que alimentan el alma y producen bienestar por todos los ángulos que tengan, no necesitan ruido ni adornos para sobresalir.

:=) Te la comiste, Gibs!

¿Y pensar que hace unos meses te vi hablando con ella sin todavía ser novios eh? Time flies!
Mis mejores deseos para ambos. :3

Gibrán Abreu dijo...

Muchas gracias, chicas! A las que no lo hayan encontrado, que lo hagan pronto.

José Lantigua dijo...

Oh, pero no solo escribes de deportes!
Excelente forma de redactar y tema bastante interesante. Exitos y felicitaciones.

Gibrán Abreu dijo...

Gracias! Sí, escribo de cualquier cosa que me parezca interesante en el momento. Como últimamente lo que más hago es ejercicio, de eso escribo más.