lunes, 18 de enero de 2010

Destino? No me hagas reir.


Permítanme compartir una anécdota con ustedes. Una vez conocí una chica, digamos que se llama Francine. Francine es weird como yo; es inteligente, linda y nos llevábamos super bien como amigos, pero por miedo a perjudicar la amistad siempre dudaba para invitarla a salir. Luego ella se fue a la Universidad, se casó y cada quién siguió su vida…Y resulta que yo también le gustaba.

Pensando sobre esto hace unos días puede entender el por qué de la ferviente creencia en un ser superior que define nuestras vidas. Mucha gente piensa que cuando les pasa algo malo fue porque así tenía que ser. Cuando no consiguen un trabajo, pierden una oportunidad educativa o dejan ir el amor de su vida “es que no era el momento, el destino lo quiso así."

Creo que esa es la parte más difícil de tener una mentalidad crítica sobre los asuntos teológicos y confieso me dieron todos en una sola avasallante estocada cuando reparé en ellos: Todos los errores, las oportunidades y las personas que he perdido han sido porque yo metí la pata. No hay un elemento para culpar o justificar fuera de mis acciones y es algo que he tenido que asumir.

He hecho varios cambios en mi vida recientemente y han sido basados en esta revelación. Si no me preparo no voy a conseguir ese trabajo que quiero, aunque me sangren las rodillas por orar. Si acelero a 180 en la autopista y ando esquivando autos como en una película mala de Hollywood voy a acabar muerto, sin importar la fecha que tenga El Gran Poder Universal en su agenda para ese evento. Nuestro futuro está en nuestras manos y aunque suene aterrador, hoy puedes cambiar tu vida si lo decides.

Así que lectores, salgan a hacer su destino, que un par de manos en acción hacen más que mil en oración, como dijo alguien por ahí.