jueves, 8 de noviembre de 2007

La Cultura de la Inexistencia

"she glides along silently, like a brownish ghost with an apron shroud"

"A mi me gusta más doña ___, porque no habla nunca!" dice un compañero de my trabajo anterior al referirse a la señora de limpieza que había sido reemplazada. Recientemente habían cambiado a ésta por una señora nueva que "por un engaño que le jugó un señor con su negocito" se había visto forzada a tomar ésta línea de trabajo. Era obvio que Doña María (por decir un nombre cualquiera) no estaba acostumbrada a su nuevo puesto y no había leído el Manual Invisible Para los Empleados de Mantenimiento y Servicio, y por considerar que era una persona igual que los demás, estaba en clara violación de sus principales reglas.

A Doña María le encantaba hablar. Te preguntaba cómo te iba, si te sentías bien, si querías más café... Sentía una necesidad de que su existencia fuese reconocida y de no ser solamente la que limpiaba y servía el café. Por supuesto, esto le ganó indisposición de más de uno de mis compañeros.

Y es que muchos de nosotros tratamos al personal de servicio de nuestras casas y oficinas como si no existieran. Aparentemente nos gusta pensar que nuestros pisos se limpian solos, nuestras comidas se cocinan solas y nuestras propiedades se cuidan ellas mismas. Me entristece la alegría con la que el vigilante de enfrente responde mis "buenos días", no por la felicidad en sí, sino porque demuestra las raras veces que los recibe.

Personalmente me parece más fascinante un vigilante o una señora de limpieza que un gerente. Lo más probable es que el gerente la tuviera easy y su familia le consiguiera el cargo o al menos le pagara los estudios. Seguramente no ha pasado hambre nunca en su vida ni tampoco sus hijos. Si alguno de ustedes ha limpiado un patio, recogido basura, cocinado para otra persona o simplemente estar pendiente de los deseos del otro sabe que aunque no hay que ir a la universidad para hacerlo, no es un trabajo fácil, y no se siente muy divertido. Ésta gente opta por una forma honrada de ganarse la vida y definitivamente hay maneras "más fáciles", por lo que los respeto profundamente.

Eliminemos la Cultura de la Inexistencia. Les propongo algo minúsculo y sencillo para ustedes, pero que puede hacer el día un poquito más brillante para esa gente que hace que nuestro mundo siga girando:
  • Darle los buenos días cuando llegas a la oficina o pasas frente a ellos
  • Recordar sus nombres y llamarlos por él, por lo menos los que ves casi a diario
  • "Por favor" y "gracias"
  • Mírenlos a la cara cuando les pidan algo
  • Pregúntenles cómo están ellos y los suyos de vez en cuando
Sólo se me ocurren esas pocas, pero estoy seguro que se les pueden ocurrir más.

"En el rocío de las pequeñas cosas, el corazón encuentra su mañana y toma su frescura" -Kahlil Gibran

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo he trabajado limpiando casas, he trabajado en una granja, teniendo que limpiar mierda de animales y sacandole los organos a los cadáveres. Sé perfectamente lo que es el trabajo físico y pesado. Cuando llegas a la casa al final del dia y no sientes ni los dedos de los pies... y sobre todo, lo mal agradecidos que son estos empleos.