Cuando comencé mi clase de monográfico mi principal causa de aceleración de calvicie y canas era una: Con quién carajos iba a hacer el grupo? Tomando en cuenta que muchos de mis compañeros son candidatos potenciales a un
premio Darwin no tenía demasiadas esperanzas. A lo sumo esperaba un grupo más o menos capaz de participar pasivamente y asistirme en el camino (que, a final de cuentas elegí bastante bien). Claro, estaba Iván (mi mejor amigo/némesis académico), pero para entonces todavía no habíamos hecho las paces.
En este trance me encuentro cuando en la fila contigua veo a una de mis compañeras. Sé que la había visto antes pero realmente no había reparado en ella. Piel mulata, pecas, pelo desaliñado y una combinación de más de tres colores en toda su indumentaria (según un amigo, delito castigable con la guillotina). Unos lentes gruesos posados sin esfuerzo sobre su peculiar nariz y una expresión de que estaba en cualquier parte menos en el laboratorio donde tomábamos la clase.
Cuando la vi debieron salirme destellos de luz de los ojos de la alegría! Pensé que había encontrado mi compañera perfecta porque, por su apariencia y la regla que todos de una forma u otra reconocemos como la del 100% (Explicada más adelante) estaba seguro que esta joven era mi
get-out-of-jail-free card.
Al poco tiempo se me sientan cerca otros dos compañeros y sugieren que hagamos el grupo juntos; como ya los conocía y pensaba que me iría razonablemente bien con ellos (como en efecto pasó) renuncié a mi sueño de un grupo con la supuesta superdotada y me conformé con los que tenía.
Comienza la clase y encendemos las PCs. Sale el esperado “press ctrl+alt+delete to log in” y todo el mundo, obviamente, hace lo propio –todos menos mi amiga genio. Ella se queda mirando la pantalla con una expresión totalmente en blanco. Lee atentamente y por un momento mira el teclado; ahí pienso que ya va a pasar a la pantalla de log in, pero envés de lograr la cotidiana actividad toma el mouse y presiona ayuda. Después de hacer esto 3 veces una compañera se compadece y presiona la combinación de teclas por ella.
Ésta es sólo una de las cosas que hizo durante el monográfico (aparte de leer directamente del folleto las preguntas que le hacían como si no fuera nada, y no tener un e-mail ni saber cómo crear uno, por citar algunas). Ésta (presumiblemente) señorita es la poster girl de lo que podría definirse como el nerd porrista.
Yo creo en la teoría del 100%. Dios nos da 100 puntos que se dividen entre inteligencia y apariencia. Por lo general una persona que no es muy favorecida físicamente entiende que tiene que asegurar la continuación de sus genes por otro medio; estudiando y aprendiendo cosas “aburridas” mientras los demás, que por su apariencia si tienen su futuro genético asegurado, van a fiestas y hacen deportes.
Pero de vez en cuando aparece una persona que representa lo que he bautizado como
selección natural inversa; casi todas las cualidades que hacen que una persona no sea atractiva conjugadas en un único ser humano, dando paso al nerd porrista. Un nerd porrista es el que tiene la apariencia del primero y la inteligencia de la segunda.
Hay que tomar en cuenta que hay varias sub-divisiones de nerd porrista. Mi compañera es de la determinada
geekius cheerlidicus maximus, que es muy difícil de encontrar en su estado silvestre. Sin embargo hay otros como el Nerdling. El Nerdling es un Nerd Porrista que tiene un nivel suficientemente alto de auto-consciencia para darse cuenta de que no tiene ni looks ni brains, así que acumula lo suficiente del lado nerd para aparentar ser uno genuino por cortos lapsos de tiempo –algo así como los cangrejos ermitaños que se ponen anémonas encima para camuflarse.
El Nerdling adopta muchas de las costumbres de los nerds verdaderos, pero sólo lo suficiente para mantener una conversación corta (y casi pre-grabada) de cada uno. Generalmente es Trekkie, Jedi, gamer, blogger, programmer, etc, etc, ad infinitum, pero son patéticos en todos y cada uno de estos hobbies/actividades. Si te toca conocer uno de estos, cuidado! No se cansan de regurgitar las mismas citas y las mismas ideas que han leído en internet. Si quieres divertirte un poco sólo tienes que seriamente exponer un punto de vista contrario al que ellos exponen, y verás cómo se desmoronan y transmutan su opinión (a veces con mucha habilidad; parece ser su único talento real) para reflejar la tuya. Su punto es sencillamente ser aceptados, así que no les molesta no tener criterio propio.
No sé qué es peor para el entorno profesional actual, si un nerd porrista o un profesor que detesta su trabajo. En el módulo que tomábamos ella sacó 3 puntos menos que yo (87-90), o sea, que según el "meticuloso" método de medición del brillante profesor, estoy solo a un 3% de ser un nerd porrista. Esta joven sin duda alguna se graduará de ingeniería en sistemas sin tener ni la más remota idea de qué se trata
el asunto ese, y cuando tenga que hacer algo más complicado que un CTRL+ALT+DEL y no haya nadie para presionar las teclas, hará lo mismo que ha hecho en toda la carrera: pedir ayuda (si la encuentra, trabajo y clases son dos cosas diferentes), y eso habla bastante mal del método que están usando los profesores.
Pero diga lo que yo diga las cosas segurirán igual... O no?